Gran cantidad de instituciones de enseñanza están empezando a retomar las clases de modo híbrido (presencial y remoto) y enfrentan el desafío de ver cómo mantienen los ambientes libres de patógenos, principalmente del virus causante del temido COVID-19.
Muchas tomaron la decisión de adoptar un abordaje híbrido de aprendizaje que permite que los alumnos opten por las clases presenciales. Para aquellos que optaron por regresar físicamente a las salas de clase, también se incluyen nuevas reglas sobre el distanciamiento social, rotación de días de clases presenciales y desinfección de rutina.
Para evitar un aumento constante de casos, tanto en campus universitarios como en instituciones académicas de enseñanza primaria y secundaria, las instalaciones de educación no solo deben mantener estos nuevos estándares rígidos, sino también identificar y aislar rápidamente a los alumnos y profesores enfermos del resto de la comunidad académica. Sin embargo, con la llegada del otoño, los especialistas en salud están preocupados por identificar rápidamente los síntomas de COVID-19 ya que esto puede volverse más desafiador, al ser semejantes a los síntomas de enfermedades respiratorias más comunes en este período.
Como resultado, es vital que al reabrirse las escuelas se considere la evaluación y actualización de sus prácticas de limpieza y desinfección de acuerdo con las directrices más recientes del CDC – Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Entienda dónde y cuándo desinfectar
Al considerar una estrategia de desinfección, las áreas de alto tránsito y las superficies de mucho contacto deben ser zonas prioritarias para la desinfección en todo el ambiente. En las escuelas, esto puede incluir las salas de clase, comedores, vestuarios y gimnasios. Las facultades y universidades cuentan con espacios adicionales que deben ser desinfectados, como los espacios comunes de dormitorios, gimnasios, comedores y bibliotecas. En particular, instalaciones como oficinas de enfermeras y centros de salud estudiantiles, hacia donde los individuos potencialmente positivos para COVID-19 deben acudir cuando perciben síntomas, estos deben desinfectarse rutineramente.
Al evaluar las superficies para desinfectar, considere las siguientes directrices:
- Desinfecte rutinariamente las superficies de alto toque, como picaportes, interruptores de luz, mouses de computadora y espacios compartidos en las mesas.
- Limpie áreas externas generales, como bancos.
- Considere la remoción de ítems comunes siempre que sea posible, como tabletas y materiales de arte compartidos.
Educando a los equipos de limpieza
Desde el inicio de la pandemia, muchos equipos de limpieza relataron que no tienen tiempo ni entrenamiento para desinfectar con eficacia las instalaciones contra el COVID-19. Para las escuelas es fundamental garantizar que los encargados y los equipes de limpieza estén equipados con el conocimiento y las herramientas necesarias para desinfectar las salas y los espacios, protegiéndose contra infecciones.
Soluciones como blanqueadores diluidos que exigen que los encargados mezclen los propios productos de limpieza, no son los ideales, ya que exponen a los equipos de limpieza a productos químicos que pueden causar daños. Además de esto, introducen el riesgo del error del usuario, lo que puede derivar en proporciones inadecuadas en la mezcla y resultados de desinfección inconsistentes.
Lo ideal es que los equipos de limpieza reciban una solución de desinfección de todo el ambiente fácil
de usar y que reduzca el riesgo de error humano inherente a la aplicación manual de desinfectantes La Lista N de la EPA – Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos – suministra una lista de soluciones aprobadas.
Combinando desinfección de rutina con distanciamiento social
Junto a las prácticas de desinfección más rigurosas, las escuelas deben imponer el distanciamiento social que puede limitar la diseminación de una persona a otra. Esto incluye colocar pupitres a la distancia determinada por las autoridades de salud, prohibir o limitar grandes reuniones de alumnos, exigir mascarillas faciales en todos los ambientes públicos y medirles la temperatura a los alumnos regularmente.
Como educadores de todo el mundo continúan evaluando sus planes de volver a clases, es fundamental considerar una estrategia de desinfección que combine los niveles más altos de eficacia con la flexibilidad y usabilidad que exigen las instituciones académicas.
Protocolo de la OPA
Según la OPA – Organización Panamericana de la Salud -, entre las principales recomendaciones de prevención y control de COVID-19 en las escuelas están las siguientes:
Distanciamiento físico entre las personas, dentro y fuera de las salas de clase.
- Distanciamiento físico entre grupos en la organización de las actividades académicas.
- Uso de máscaras en ambientes académicos, de acuerdo con lo recomendado según rango de edad.
- Garantía de ventilación de los ambientes académicos.
- Promoción de prácticas frecuentes de higiene y limpieza en las escuelas.
- Comunicación frecuente con familias, estudiantes, profesores y demás profesionales de la escuela.
- Monitoreo y derivación a instituciones de salud de los casos de COVID-19 detectados entre estudiantes, profesores y demás profesionales de la escuela.
El protocolo recomienda, también, que se realice una evaluación cuidadosa de la reapertura de las escuelas. A medida que las instituciones vayan volviendo a funcionar presencialmente, es fundamental acompañar la situación de la pandemia y hacer las adaptaciones necesarias. Se recomienda, también, realizar análisis más amplios sobre los impactos de la pandemia en el aprendizaje, en la salud y en el bienestar de niños, adolescentes y profesionales de la educación.
Póngase en contacto con Vadel y nosotros vamos a evaluar sus necesidades, desde equipos para la
desinfección de ambientes como también el uso de equipos de protección individual para los empleados de la limpieza.